Afortunada por poder admirar el Efebo en primera persona en el Palacio Episcopal de Málaga. Dicen que va a ser la última vez que lo mueven de Antequera debido a su fragilidad y deterioro. Permítanme dudarlo.
Implacable belleza que deja boquiabierto a todo aquel que la contempla, perfección en sus formas, todo lo que el bronce puede dar de sí y más, una gran experiencia visual.
Me he enamorado de un adolescente de 1 metro 54 centímetros y cabello ondulado. ¿Qué mas se puede pedir? Que me traigan el Efebo a casa, por favor.
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